La popularidad de la Costa Azul está bien consolidada. Durante décadas, el sur de Francia ha sido punto de paso de algunas de las personalidades más famosas del mundo, atrayendo a un número cada vez mayor de turistas en busca de calor, relajación y un cambio de aires, todo ello en un entorno de ensueño. Destino muy popular en verano, la calma y el placer pueden ser a veces difíciles de encontrar. Sobre todo si lo que busca es relajarse plácidamente en la playa. Pero existen algunos lugares aislados y vírgenes, lejos del ajetreo del turismo de masas. ¿Quiere saber dónde están? Entonces tome nota de las mejores playas secretas de la Costa Azul, que le presentamos aquí.
Entre Niza y Mónaco
¿Qué puede haber mejor que disponer de todo lo necesario para pasar un día de ensueño? La playa Passable, en la península de Saint-Jean-Cap-Ferrat, entre Niza y Mónaco, le conquistará. Además de estar libre de la afluencia de turistas, sobre todo fuera de temporada, la propia playa cuenta con un restaurante y un bar. El colmo del lujo, comer exquisitos platos de inspiración mediterránea con los pies en el agua cristalina. No podría estar mejor.
Si desea disfrutar del día hasta la noche, saboree uno de los cócteles del bar salón mientras contempla la inolvidable puesta de sol. La playa también puede alquilarse para eventos privados.
Entre Mónaco y Menton, la Plage du Buse en Roquebrune-Cap-Martin bien merece una visita. Es un remanso de paz poco frecuentado, incluso en pleno mes de agosto. En un extremo de la cala hay una pequeña choza que sirve comida italiana. Esta playa es ideal para pasar un día tranquilo, disfrutando de las aguas claras y cálidas que tanto caracterizan al Mediterráneo.
Las playas salvajes y auténticas de las islas
Aunque la costa tiene algunos rincones secretos, las islas también esconden algunos rincones aún más tranquilos del paraíso.
Frente a la costa de Cannes, en la mayor de las islas Lérins, Sainte-Marguerite es un pequeño joyero de verdor, bordeado de playas y calas solitarias. Se puede acceder a ellas en barco o por senderos escarpados. La isla alberga el imponente Fuerte Real, donde una vez estuvo encarcelado el Hombre de la Máscara de Hierro. La playa de Sainte-Anne, frente a Cannes, es ideal para escapar de las multitudes de la Costa Azul durante los meses de verano. ¿Su pequeño plus? Los veraneantes en busca de aventura pueden practicar deportes acuáticos.
Para disfrutar de aún más tranquilidad en un entorno igualmente paradisíaco, la isla de Saint-Honorat, justo enfrente de la isla de Sainte-Marguerite, está aún menos concurrida. Está formada por varias calas, entre ellas La Tonnelle, a tiro de piedra del embarcadero. Perfecta si viaja en familia, sus aguas poco profundas son ideales para los niños.
Diríjase más al oeste para descubrir la isla de Porquerolles y sus tranquilos rincones. La playa de Notre-Dame está sacada de una postal. Sus aguas cristalinas, su arena fina, sus rocas y sus pinos, que proporcionan un poco de sombra, son insuperables. Al estar bastante alejada del pueblo de Hyères, es poco frecuentada, sea cual sea la temporada. Esta playa es uno de los mejores lugares de la Costa Azul para recargar las pilas, lejos de todo, en absoluta tranquilidad.
Alrededores de Hyères
No muy lejos de Hyères, encontrará la playa de Léoube, en Bormes-les-Mimosas. Llegar a este pequeño rincón del paraíso merece la pena. La playa de Léoube se encuentra al final de un pequeño sendero, o directamente en barco. Esto la convierte en una de las playas más tranquilas de la zona.
Esta playa salvaje y virgen de arena fina ofrece un entorno idílico: bosque de pinos, zonas sombreadas y aguas cristalinas. Todo lo que necesita para olvidarse del ajetreo del mundo sólo por darse un chapuzón. Al final del día, diríjase al Château Léoube, una finca vinícola, para degustar fabulosos vinos ecológicos.
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